
La vez que el ‘Coco’ Basile echó al Papa Francisco del vestuario de San Lorenzo
Ocurrió en 1998 cuando asumió como técnico del equipo y Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires.
Una de las anécdotas más famosas de Jorge Bergoglio relacionada con el fútbol ocurrió muchos años antes de convertirse en Papa. Fue en febrero de 1998, cuando Alfio ‘Coco’ Basile llegó a dirigir a San Lorenzo. El equipo de Boedo andaba mal y por ello la dirigencia contrató al extécnico de la selección Argentina.
Un domingo, día del debut contra Platense, Basile estaba en el vestuario de San Lorenzo acompañado del presidente del club, Fernando Miele, cuando de repente se abrió la puerta e ingresó un sacerdote.
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El ‘Coco’ lo vio con cara de sorpresa y no dudó en preguntarle al presidente: “¿Y quién es ese cura que acaba de entrar?”. “Mirá, ‘Coco’, es un cura hincha de San Lorenzo, que viene a todos los partidos, bendice a los jugadores y les da un beso…”, le respondió Miele.
“Pero si tú fuiste a buscarme porque no le ganan a nadie y este viene todos los partidos. Decile que se vaya esa mufa. Aquí no entra un cura ni nadie, y menos antes del partido. Echalo ya”, contraatacó Basile.
El ‘Coco’ recuerda que Miele se la acercó a Bergoglio y le dijo que había un técnico nuevo, al que no le gustaba ver gente extraña en el vestuario. Bergoglio, que ya era arzobispo de Buenos Aires, se fue triste, pero San Lorenzo ese día ganó 4-1 con tres goles del Beto Acosta.

El asunto quedó ahí, pero en abril de 2013, Basile y Miele se reencontraron después de mucho tiempo en un restaurante y allí el dirigente le pregunta al entrenador:
-“¿Viste quién es el Papa?”.
-“Vos sos boludo, cómo no voy a saber quién es Papa, Francisco, lo sabe el mundo entero”, respondió Basile.
-“¿Vos no sabés quién es el Papa?”, insistió Miele.
-“Que sí, es Francisco”, contestó Basile.
-No, es el que echaste vos del vestuario, cuando era Bergoglio”, dijo Miele.
La cara de sorpresa de Basile fue total, pero su decisión de echar del vestuario se convertiría en Papa se volvió una imperdible anécdota, que el extécnico cuenta con una gracia única.
Años después, Basile dijo que le gustaría ir a ver al Papa y que este tenía que perdonarlo por haberlo echado aquella vez del vestuario de San Lorenzo.